Dentro del mobiliario para hoteles y restaurantes, las sillas son elementos claves para el confort y el bienestar del cliente, además de potenciar la imagen corporativa del negocio y elevar su valor estético. Probablemente, el aspecto más importante al elegir sillas terraza blancas, rojas, negras, etcétera, es el material, debido a su influencia en la calidad, el diseño y la durabilidad.
Uno de los materiales más utilizados en sillas es el aluminio, valorado por su ligereza, resistencia a golpes, fácil apilación y mínimo impacto ambiental (de hecho, es el metal más ecológico del mercado). Al igual que la madera, dispone de un acabado natural de agradable presencia, razón por la que tantas sillas de hostelería y restauración son de aluminio visto.
Pero las sillas de aluminio son personalizables al cien por cien. Los clientes más inconformistas adquieren modelos pintados en el color o colores que mejor se adaptan al branding de su establecimiento.
Por su parte, el ratán sintético presume de ser otro material de gran aceptación en el sector hostelero. Sus principales características son el precio asequible, la resistencia a las inclemencias del tiempo y la variedad de diseños disponibles. Superficialmente, las sillas así fabricadas reproducen las fibras entrelazadas del ratán, transmitiendo una imagen más agradable y natural que el plástico al uso. En este sentido, la resina sintética ha ganado adeptos en los últimos años por la resistencia y estabilidad de sus diseños, capaces de resistir el impacto de los rayos ultravioleta durante un prolongado espacio de tiempo.
Respecto a la madera, se trata del material con mayor tradición, garantía de elegancia, calidad y profesionalidad. Las sillas pueden elaborarse a partir de maderas como el pino, el roble, el nogal, el cerezo, el abeto o la caoba. Esta solución tan apreciada obliga a asumir un mantenimiento más trabajoso si se desea que la madera se conserve en óptimas condiciones.