Hace poco decidí que era hora de reorganizar mi espacio vital en casa. La idea de utilizar tabiques de pladur en Vigo para dividir las áreas me pareció la solución perfecta, dado que buscaba algo flexible, limpio y rápido de instalar. Después de investigar un poco sobre el tema, me lancé a la aventura de transformar mis ambientes con este material tan versátil.
Los tabiques de pladur ofrecen una serie de beneficios que los hacen ideales para casi cualquier tipo de proyecto de remodelación. Lo primero que noté fue lo increíblemente ligero y manejable que es el pladur en comparación con otros materiales de construcción. Esto facilitó enormemente el transporte y la manipulación de las placas durante todo el proceso. Además, son fáciles de cortar y ajustar según las dimensiones específicas del espacio, lo que me permitió personalizar cada división exactamente como quería.
Para comenzar, planifiqué cuidadosamente dónde quería colocar los nuevos tabiques. Usé un lápiz y una cinta métrica para marcar las líneas guías en el suelo y el techo, asegurándome de que todos los ángulos fueran rectos. Esta preparación inicial fue crucial para garantizar que los tabiques se colocaran correctamente y de manera uniforme. Una vez que estuve satisfecho con las marcas, era hora de empezar la verdadera acción.
La instalación comenzó con la fijación de una estructura metálica que serviría de soporte para las placas de pladur. Utilicé perfiles metálicos verticales y horizontales, atornillándolos firmemente al suelo y al techo. Esta estructura no solo brinda estabilidad, sino que también permite un fácil montaje de las placas. Aquí es donde una mano extra vino muy bien; tener a alguien que sostuviera los perfiles mientras los fijaba con tornillos hizo que todo el proceso fuera mucho más sencillo y rápido.
Con la estructura en su lugar, comencé a fijar las placas de pladur. Tuve que hacer algunos ajustes y cortes para asegurarme de que encajaran perfectamente. Utilicé una sierra especial para pladur, que cortó el material sin esfuerzo, permitiéndome trabajar de manera precisa y eficiente. Colocar las placas en la estructura fue bastante fácil; simplemente las alineé con los perfiles y las atornillé en su lugar. A medida que avanzaba, pude ver cómo el espacio comenzaba a tomar forma, lo cual fue increíblemente satisfactorio.
Una vez instaladas todas las placas, el siguiente paso fue sellar las juntas. Utilicé una cinta especial para juntas de pladur y una masilla para cubrir las uniones entre las placas. Este proceso no solo crea una superficie lisa y uniforme, sino que también fortalece la estructura y mejora la resistencia al fuego y al ruido de los tabiques. Aunque puede parecer tedioso, aplicar la masilla y lijarla después de que se seque es fundamental para obtener un acabado profesional.
Con los tabiques completamente instalados y las juntas selladas, llegó el momento de pintar. Aquí es donde realmente pude personalizar el espacio a mi gusto. Opté por colores claros y neutros para mantener una sensación de amplitud y luminosidad. Pintar el pladur fue un proceso bastante sencillo, ya que las placas tienen una superficie lisa que facilita la aplicación uniforme de la pintura. El resultado final fue un conjunto de nuevas divisiones que no solo eran funcionales, sino también estéticamente agradables.
Los tabiques de pladur en Vigo me permitieron reorganizar mi hogar de una manera que antes parecía imposible. Gané espacios privados y áreas multifuncionales sin la necesidad de obras complicadas ni costosas. Además, el pladur ofrece propiedades aislantes tanto térmicas como acústicas, lo cual ha mejorado significativamente el confort dentro de cada área dividida.
Este proyecto no solo me enseñó mucho sobre bricolaje, sino que también me demostró lo efectivo y práctico que puede ser el uso de pladur para modificaciones interiores. Ahora, cada rincón de mi hogar tiene su propia identidad, y todo gracias a unos cuantos tabiques bien colocados.