La compraventa de autocaravanas usadas atraviesa su mejor momento gracias a la escasez de microchips y el difícil tránsito hacia el vehículo eléctrico. Aunque en este mercado abunden las gangas, no es oro todo lo que reluce. Determinadas unidades heredan problemas técnicos que pueden pasar desapercibidos para el actual propietario, hasta que el sistema de inyección, la batería o el árbol de levas experimenta un fallo crítico.
En concreto, la avería de este mecanismo cíclico destaca entre las más frecuentes. Signos como la pérdida brusca de potencia o el traqueteo evidencia problemas en el árbol de levas, bien por la ausencia de lubricación o el desgaste de los rodamientos. Es normal que este componente sufra un deterioro progresivo con el paso de los años, y el comprador debe valorar hasta qué punto es atribuible al factor tiempo.
El desgaste y la baja presión de los neumáticos es un hallazgo usual en autocaravanas de segunda mano. Si el anterior dueño apuró la vida útil de los compuestos, estos deberán sustituirse por otros nuevos. Además de comprobar las presiones, debe analizarse si la profundidad del dibujo se ajusta al mínimo recomendado.
Por su parte, el sistema de inyección es protagonista en un número elevado de averías de autocaravanas. Cuando los elementos de este sistema encargado de suministrar combustible al motor sufren problemas, la unidad de potencia empieza a funcionar incorrectamente, aumentando el riesgo de fallo.
El peso de una autocaravana puede superar fácilmente las cuatro toneladas, característica que repercute en el sistema de frenado. Los discos soportan aquí una mayor carga de trabajo que en otros vehículos, y por ello se recomienda prestar atención a las vibraciones, chirridos y otros síntomas.
Más que en cualquier otro vehículo, las baterías son indispensables no sólo para el funcionamiento del encendido del motor, el sistema eléctrico o de iluminación, sino también para el equipamiento y los electrodomésticos a bordo.