Quién haya vivido una crisis de ansiedad sabe muy bien lo desagradable que puede ser esta experiencia. Puede venir dada por una situación estresante, pero también puede aparecer sin previo aviso. De repente, la persona comienza a sentir un fuerte nerviosismo y una sensación de pérdida de control que activa todas las alertas. Esto se puede acompañar de palpitaciones, sudor frío, palidez e incluso de dificultad para respirar.
En momentos en los que la persona se ve sometida a mucha presión o está viviendo situaciones muy desagradables, estas crisis pueden aparecer con cierta frecuencia y se pueden convertir en un verdadero problema ya que no es poco frecuente que con una crisis intensa se acabe en urgencias.
Si sufres de crisis de ansiedad, una de las primeras cosas que deberías de hacer es buscar al mejor psicólogo en Pontevedra para que te ayude a gestionar tus emociones y superar este tipo de crisis. Normalmente, ofrecen una serie de pautas y ejercicios que pueden ayudar a que el paciente se haga con el control de la situación cuando nota los primeros síntomas de la crisis, si bien puede llevar algún tiempo lograr controlarlas. Pero, además, el psicólogo ayudará a lidiar con los problemas que hay detrás de esas crisis de ansiedad para conseguir eliminar las causas que están originándolas.
Entre los ejercicios para controlar las crisis de ansiedad más utilizados están los siguientes:
-Respiraciones profundas. La persona tiene que centrarse en su propia respiración y hacer que el aire llegue desde la zona del perineo hasta los hombros, notando como todo su cuerpo se va llenando de aire desde abajo hasta arriba. A continuación, se expulsa despacio siempre de manera muy consciente y con lentitud.
-Respiraciones a cuatro. Es una variedad de lo anterior, pero en este caso la persona debe de centrarse en coger aire en cuatro fases y soltarlo del mismo modo, contando cada una de estas fases. Esto ayuda a que la atención se centre no solo en la respiración, sino también en la cuenta.
-Centrar la atención en algo muy concreto del entorno. Puede ser un objeto que se observará con atención plena fijándose en todos sus detalles. Pero también puede ser un sonido o incluso un olor que nos ayude a centrarnos y que distraiga nuestra mente de la ansiedad, hasta que la respiración y el organismo vuelvan a normalizarse.