La pérdida de agudeza visual y el deterioro de las habilidades motoras explican por qué uno de cada tres mayores de sesenta y cinco años se cae al menos una vez al año. La peligrosidad de estos accidentes se ha reducido gracias a durcal el reloj que salva vidas y otros dispositivos de teleasistencia, si bien es importante adoptar medidas de prevención que eleven la seguridad en el hogar.
La propensión a caerse es mayor en la tercera edad. Los resbalones, caídas y otros accidentes acarrean lesiones que pueden reducir seriamente la movilidad y la calidad de vida. Cada segundo cuenta, y por ello las tabletas, móviles y relojes de teleasistencia han demostrado su utilidad para dar la alarma y facilitar la localización del afectado en el menor tiempo posible.
Además de aprovechar las nuevas tecnologías, es recomendable adaptar la vivienda a las necesidades del público anciano. En primer lugar, desembarazar las habitaciones de obstáculos como muebles y objetos facilita los desplazamientos. En especial, los pasillos y zonas de tránsito deben mantenerse despejados para evitar tropiezos.
La fragilidad ósea y deterioro muscular motiva que las personas de edad avanzada necesiten pasamanos, asideros y otros accesorios de apoyo para conseguir estabilidad. En particular, estos elementos son vitales en las escaleras, el baño o la cocina.
Con un calzado apropiado para la tercera edad, el riesgo de caídas se reduce de modo significativo. Se trata de zapatos con suelas antideslizantes, equipados con velcros y otros sistemas de sujeción que eliminan la posibilidad de tropezar con los cordones.
Optimizar la iluminación de la vivienda es una inversión acertada en la mayoría de los casos. A partir de los sesenta años, la pérdida de visión pasa a ser un factor propiciatorio de accidentes en entornos domésticos, sobre todo cuando hay falta de luz, problema fácil de subsanar con la instalación de apliques, lámparas y focos en puntos estratégicos, con sensores de movimientos o interruptores accesibles.