Hace unos años me llamó la novia de uno de mis amigos para ver si podía acompañarla a trabajar en un sitio cargando unas cajas y haciendo otras cosas que ella todavía no sabía que haríamos y como un dinero extra nunca viene mal pues le dije que si. El trabajo en sí no era demasiado duro, lo único complicado fue cargar con unas cajas que pesaban demasiado para cargarlas yo solo pero menos mal que disponía de un transpalet con el que me podía ayudar.
Las chicas para las que trabajábamos se habían traído casi todo lo que necesitaban y solamente les faltaba ponerse en contacto con una empresa de impresion de displays para publicidad para que les hiciese una impresión de lo que venían a promocionar. Solamente me llamaron para que fuese a trabajar dos días, pero por lo menos me llamaron y eso ya es mucho, lo que tenía que hacer era montar un día y ayudar a desmontar el último día estaban aquí, cosa que me resultó muy sencilla.
Hoy en día esta chica ya no se dedica a hacer de azafata en congresos médicos como hacía en esa época y ha encontrado un trabajo fijo en una tienda de colchones pero por lo que me cuenta su novio no es algo que le encante y ya está pensando en cuál va a ser su siguiente paso. personalmente creo que lo está viendo desde una perspectiva equivocada porque tener un trabajo fijo a estas alturas ya es mucho y no creo que sea demasiado sabio querer dejar un trabajo porque no te guste. A casi nadie le gusta su trabajo pero van todos los días sin protestar porque saben que es su obligación y que si no sus familias no van a comer. Yo no me pensaría en ningún momento dejar un puesto de trabajo fijo porque sé lo complicado que es encontrar un trabajo en los tiempos que vivimos y ese es el argumento que le da mi amigo a su novia para que siga aguantando un poco más en el trabajo, porque con el tiempo a lo mejor hasta le termina gustando.