Algunos se sorprenden cuando conocen que la leche más consumida es la semidesnatada, a pesar del descenso en el consumo en los últimos años. De alguna forma, la semi ha sido uno de los pocos tipos de leche que ha capeado el temporal, siendo la leche entera una de las que más lo ha sufrido. Paralelamente, han surgido otras tipologías nuevas como la leche sin lactosa o algunas fórmulas enriquecidas.
En este sentido, la industria láctea no es muy diferente a otras del sector alimenticio. La tendencia es a ofrecer cada vez más variedades: decenas de tipos de chocolate, decenas de yogures, un montón de tipos de pasta o arroz, y cuántos más tipos de leche, mejor. Si miramos una firma líder como Central Lechera Asturiana, comprobamos que la leche asturiana semidesnatada es también uno de sus productos que mejor funciona, y eso pese al mencionado descenso en el consumo.
Hay que recordar que en los últimos años hemos asistido a un cambio en el patrón de consumo en relación a la leche. Algunos consumidores la han decidido sustituir por otros alimentos al considerarla perjudicial en el caso de los adultos, aunque este hecho no esté avalado por estudios científicos. Así mismo, también hay que contar con un mayor número de intolerantes a la lactosa, así como un aumento de las tendencias veganas. Todo ello va en contra del consumo de leche, pese a lo cual las principales firmas han sido capaces de sortear el temporal, precisamente gracias a la diversificación en la producción.
Con todo, la leche asturiana semidesnatada sigue siendo una de las preferidas por los consumidores. ¿Y a qué se debe? La aparición de la semi en el mercado hace unas décadas respondió a un deseo de los consumidores de tener un tipo de leche que combinara lo mejor de la entera y la desnatada. Por un lado, el sabor de la leche entera no se puede comparar con el de la desnatada, pero esta tiene menos grasa. Así nace la semi, una leche con sabor pero que ayuda a mantener la línea: de ahí su éxito.