El otro día fui a ver un partido de mi equipo y os aseguro que no había visto un ambiente de fiesta como en mucho tiempo, se notaba que era un partido de la europa league, el campo estaba lleno y se podía notar la emoción en el ambiente, todos allí queríamos que ganase nuestro equipo mucho más que en un partido de liga, uno de los que venían conmigo estaba como si fuese un niño esperando la mañana del día de reyes, desbordaba emoción por los cuatro costados, y no es que se tranquilizase a medida que avanzaba el partido, no dejó de animar ni de gritar en todo el partido, no tengo ni que decir que cuando terminó el partido el pobre chaval ya no tenía voz, pero se lo pasó mejor que muchos en el campo.
En el descanso hicimos nuestro clásico concurso de aviones, que al principio nadie quería jugar pero al final juega toda la gente que se sienta a nuestro alrededor y a decir verdad es la parte en que más nos reímos y más nos divertimos de las dos horas que pasamos en el campo de fútbol.
No se puede expresar los sentimientos que se tienen en un campo de fútbol, puedes pasar de la alegría a la tristeza más rápido de lo que puedas imaginar, nunca se sabe qué equipo va a marcar gol o en qué momento, y ahí radica que nos guste tanto este deporte, aunque últimamente las medidas de seguridad que hay en los estadios son demasiado excesivas, por orden de la uefa nos han revisado en la entrada al estadio lo que al final provocó que las colas para entrar fuesen dos o tres veces más largas de lo que suelen ser. Al final con tanta medida de seguridad te dan ganas de no ir, así no corres ningún riesgo y tampoco te tienes que pasar un cuarto de hora haciendo cola para entrar al estadio. Menos mal que antes de ponernos a hacer cola vamos a tomarnos unas cervecillas, lo que hace que la espera sea mucho más llevadera.